Un último esfuerzo

Entre el l6 y l7 de noviembre, se celebrará en Cádiz la XXII Cumbre Iberoamericana. Quizás sea la última. El festejo del bicentenario de La Pepa –La Constitución de 1812- puede que sea un buen cierre. La anterior, realizada en Paraguay, ya fue un fracaso que reflejó el maltrecho poder de convocatoria de su mentor, el Reino de España, y peor aún, una creciente desconfianza en cuanto a los verdaderos fines de la madre patria. Después de muchos años, y tantas cumbres, son más los que creen, con el fundamento de abundantes testimonios, que lo que el reino ha buscado con estos eventos son negocios redituables a España y sus empresas y empresarios, más que cualquier otro tipo de identidades ya sea de principios, de idioma o culturales. Y en ese tren los gobernantes españoles no han tenido empacho en proclamar a todos los vientos a Chávez como uno de los mayores demócratas del mundo o justificar la dictadura de los Castro entre otras genuflexiones, o como ahora tratar de que Paraguay no vaya

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