La turbulencia provocada por el reordenamiento internacional, la multipolaridad y aun las crisis poseen fuerzas “disipativas”, según el término utilizado por Alvin Toffler, que no se desvanecen sino que más bien se replican en otros escenarios, las que al no ser procesadas adecuadamente pueden convertirse en antagonismos indeseados como los de la Guerra Fría.
El hecho es que Sudamérica por diversas razones, entre las que se encuentran los recursos, la ideología y su ubicación geográfica, se ha convertido en el polo de atracción y oportunidad para el rebasamiento de influencias de las potencias.
La República Popular China por ejemplo durante 14 años ha invertido en Venezuela cerca de 50 000 millones de dólares, ha logrado recientemente una concesión por 50 años para la construcción del canal bioceánico en Nicaragua, con una inversión de 40 000 millones de dólares, con lo cual se busca reducir la dependencia de los Estados Unidos en el Canal de Panamá, aunque creando otras dependencias; como es propio de la geoeconomía en las relaciones internacionales.
Rusia por otra parte, además de ser un socio estratégico de Venezuela para la explotación de gas y petróleo, sostiene una gran cooperación militar, plasmada en la enorme compra de armas y creación de infraestructura para el entrenamiento, producción y mantenimiento de equipos militares. En el 2008 realizaron ejercicios navales combinados en el Caribe y a partir de entonces se fortalecen sus relaciones y promocionan la relación de Rusia con otros países sudamericanos, con el criterio de mantener el equilibrio del mundo.
Irán tiene preponderancia en la agenda política de los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, Alba, en base de su identificación ideológica con el antiimperialismo, y la resistencia contra los poderes globales con miras a un nuevo orden mundial.
En este sentido con la cooperación de Irán, se crea la Escuela de Defensa de la Alba, con el propósito de lograr una “segunda independencia”, a través de la integración de las Fuerzas Armadas de los países con la generación de una doctrina propia que ponga énfasis en el nuevo rol de las Fuerzas Armadas sin limitaciones fronterizas. En este contexto, el Consejo de Defensa Sudamericano, CDS, decide también crear una Escuela de Defensa Sudamericana, Esude, pero previamente debería resolver la complejidad geopolítica subregional, para crear como pretende un pensamiento y una identidad propia que responda y de solución a los problemas sudamericanos.
Planteamiento, que sin ser nuevo, implica concretar el Plan de Acción del CDS del 2009, que establece identificar los factores de riesgo y amenazas que pueden afectar a la paz regional. Enfoque con el cual se deberá procesar la participación de actores externos en función de valores e intereses comunes de la región en los que se basa la legitimidad y la orientación del accionar de las diferentes instituciones. La Esude será por lo tanto, esencial en el diseño de la implementación de las políticas de defensa de los países sudamericanos.