En este cambio de época, en la que la crítica no sirve y todos los que no se alinean con el pensamiento oficial son “opositores”, sería bueno que procesemos el mensaje positivo del vicepresidente Lenín Moreno, que contribuye a la búsqueda de salidas y soluciones. En entrevista en Ecuadoradio, hizo un cordial llamado a poner fin a las confrontaciones, que han tocado techo, abrir espacios para el diálogo, con demostraciones de tolerancia y la búsqueda de acuerdos. Reconoció que no se puede deslegitimar la opinión ajena de nadie y que toda crítica es buena. En un loable ejercicio de autocrítica, reclamó que los cambios deben empezar por casa (Palacio de Gobierno) y que no es correcto seguir etiquetando con calificativos (tanto insulto que se ha proferido desde el poder, sin que todos hayan respondido con iguales epítetos).
Distraídos por otros temas, esto sucede en medio de la alarma generalizada en las familias (incluidas de ministras y funcionarios) por la real –no percepción- inseguridad ciudadana, más allá de los datos oficiales que intentan minimizar el informe contundente del relator especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, Philip Alston, basado en datos oficiales recibidos durante su visita. Reconoce los esfuerzos del Gobierno pero cita cifras concretas que a cualquier sociedad debiera alarmarle: más de 700 bandas organizadas operan en el país, el aumento del número de grupos armados ilegales, el altísimo nivel de impunidad (1 de cada 100 es sentenciado) por la corrupción e inacción de la justicia y la falta de voluntad para investigar de policías y fiscales, que terminan con el mismo argumento: ajuste de cuentas. De estos últimos depende el inicio de los procesos porque están obligados a la indagación previa penal y si no acusan, no pasa nada.
Hay otros hechos graves. El narcotráfico, la acción de los ‘chulqueros’ y el sicariato. Poca atención se ha puesto a las juntas del campesinado que han sido distorsionadas, al margen de la ley. No se acuerdan cómo comenzaron en Colombia los paramilitares? No se acuerdan que un alto funcionario de salida, corresponsable de esta crisis y que ofreció solucionar el problema en seis meses, fue a este sector para hablar de su posible candidatura presidencial, que no cuajó? No se acuerdan que un líder de las juntas del Campesinado atacó el edificio de la Corte de Justicia de Ambato, le enjuiciaron y no le pasó nada? Allí hay un pasivo pendiente, que no le paran bola, como se suele decir.
A esto se suman las distorsiones conceptuales, por falta de conocimiento de la problemática, al intentar involucrar directamente a las FF.AA., lo cual a criterio de los expertos constituirá un error e incluso se pone en riesgo el ordenamiento jurídico (el ex ministro de Defensa, general Oswaldo Jarrín, en Ecuadoradio).