Suele atribuirse a Borges la frase de que hay que ser cuidadoso al escoger a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos. Los líderes políticos no son tan filosóficos: intentan escoger al contrincante en función de los resultados que éste puede aportar a sus fines electorales.
¿Qué puedo tomar de mi rival para volverme más fuerte? El parecido final no importa.
En política, es normal que los jugadores más débiles escojan a los más fuertes para medírseles. Guillermo Lasso -y probablemente lo harán todos los precandidatos opositores una vez que se vuelvan candidatos- apunta al presidente Rafael Correa.
Le parece difícil y poco eficaz enfocarse en las otras cabezas visibles de AP para la campaña, sobre todo en Lenin Moreno.
Tomarles cuentas sobre temas coyunturales económicos o sobre decisiones políticas internas o externas, sería un esfuerzo vano, al menos en esta etapa. Esa presunta asertividad al escoger al Presidente como contendor se ve reforzada por la decisión de Correa de seguir como candidato en estado latente, principalmente para evitar una desbandada de los seguidores de AP.
Lasso, a su vez, ha sido escogido por PSC-Madera de Guerrero como el jugador a vencer dentro de la derecha. La semana estuvo marcada por la pugna entre su líder, Jaime Nebot, y Lasso, al punto que el entorno de este último habla de un acuerdo socialcristiano-oficialismo.
Cynthia Viteri quiere crecer en el espacio de Creo y atraer electores del centro político.
La máxima borgiana, en cambio, sí va a volverse aplicable en el momento de escoger a los candidatos vicepresidenciales. El cargo de Vicepresidente volverá a tener un peso específico en la política ecuatoriana. No como el que tuvo en la reciente época de inestabilidad, en que un segundo mandatario podía quedarse definitivamente al frente del Estado, pero sí con mayor peso que el que ha tenido cuando hay caudillos en el poder.
Esta vez, los presidenciables -ninguno tendrá la fuerza de Correa o de León Febres Cordero, para hablar de la etapa política posterior a la dictadura militar que terminó en 1979- ejercerán el derecho de escoger a su potencial ‘serrucho’. Dadas las circunstancias, todos debieran buscar algún perfil que tenga que ver con el manejo económico, el ‘leit motiv’ de los próximos años.
Moreno tendrá que escoger a un compañero de papeleta de la Costa que acentúe un cambio frente a diez años de correísmo; Jorge Glas le hará demasiada sombra y aparecerá como un potencial presidente de mucho peso. Lasso anda en busca de un personaje público joven de la Sierra.
Viteri, cuya candidatura aún debe ratificarse dentro de la Unidad, está en tratativas con un economista maduro de la Sierra. Pero tendrán que meditar bastante antes de escoger a sus potenciales enemigos para un camino de cuatro años difíciles.