El Presidente de la República, que pertenece al mismo movimiento político que gobernó el país durante los últimos 10 años, ha desbaratado en tres meses el mito de la década ganada.
Y hasta ahora lo ha hecho con dos revelaciones que dejan sin piso los logros de la revolución ciudadana: la gran obra pública y el exitoso manejo de la crisis.
El presidente Lenín Moreno, que fue parte de la denominada revolución ciudadana, solo tuvo que dar a conocer dos hechos para poner en evidencia la deplorable gestión de la administración anterior. Transparentó el monto de las obligaciones fiscales y también los problemas operativos, constructivos y financieros en apenas 5 obras del sector hidrocarburífero: Refinería Esmeraldas, poliducto Pascuales-Cuenca, proyecto Monteverde-El Chorillo, planta de Gas Natural Bajo Alto y Refinería del Pacífico.
Si ya era cuestionable que el Gobierno anterior haya acudido al endeudamiento público en medio de un ‘boom’ petrolero, las revelaciones sobre los problemas en la Refinería Esmeraldas resultan escandalosas. La rehabilitación de esta planta, cuya inversión ya lleva unos USD 2 200 millones -tres veces lo planificado inicialmente-, no fue integral y ni siquiera garantizó el suministro confiable de energía eléctrica. Ahora se prevé invertir 400 millones más, solo en el arreglo de una unidad de la planta.
Lo anterior deja mal parados a quienes defienden la intervención del Estado en actividades empresariales, pues la deficiente administración prolifera por otras obras.
El proyecto de la Refinería del Pacífico es igual o más escandaloso que la refinería Esmeraldas, pues pese a no tener financistas ha consumido USD 1 528 millones de recursos públicos. Tener semejante cantidad de recursos hundidos es inverosímil, pues no hay certeza de que esa inversión tenga retorno algún día. La gran inversión pública de la última década, que en parte buscaba un cambio de la matriz energética, está salpicada por escándalos de corrupción y deficiencias de gestión.