Luego de progresivas arbitrariedades el Ejecutivo acaba de violentar la ley. La ley no es una invención contemporánea, pues se forjó a través de la historia humana conllevando esfuerzo y aún sacrificio de muchos y aunque violarla es condenable mucho peor es la merma moral que sufrimos a causa del evidente abuso de poder de la máxima autoridad a su conveniencia y beneficio.
Por si el señor Correa no lo sabe, lo elegimos como presidente por causa nuestra y no de él, no lo elegimos para que se haga importante sino para que haga importante al Ecuador en progreso y beneficio de todos los ecuatorianos.
El proceso de revancha de Correa a El Universo es lamentablemente desproporcionado y escandaloso en todo sentido y una burda negación de su designación en las urnas al empecinarse en repetir malos hábitos políticos corrigiéndolos, aumentándolos y mejorándolos, dándonos un deplorable ejemplo que traerá futuras graves consecuencias sociales. Correa constantemente ha escudado su falta de competencia en los errores de los anteriores presidentes, errar es humano pero al repetirlos y rumiarlos los ha convertido en horrores.
Normalmente cualquier dificultad en la vida nos alienta a tomar fuerzas para sobrepasarla, tratándose de Rafael Correa ya sabemos lo inútil que es esperar que rectifique, comprenda y cambie. ¿Acaso solo nos queda la resignación? Si así es hay que aceptar que en estos últimos casi 5 años ya perdimos demasiado.