El martes se dio, en el marco del Diálogo por la Equidad y la Justicia, que impulsa el Gobierno, un encuentro con periodistas. La invitación decía “actores de la comunicación”. Pero la invitación de por sí contenía una limitante: apuntalar a la equidad y la justicia. Y esto, en un debate que reconocían como algo que contenía un carácter político -así lo dijo el principal de la Senplades, Pabel Muñoz-, implica de algún modo un acuerdo con el concepto que se maneja desde la esfera gubernamental sobre el significado de estos dos términos.
En las mesas de trabajo se discutieron varias cosas, imposibles de enumerar en este espacio. Una de ellas era sobre la profesionalización (por cierto se recordó que las universidades no están preparando periodistas a la altura de lo que requiere la comunicación contemporánea). Curiosamente, en una mesa de trabajo, un representante del Consejo de Regulación de la Comunicación no tenía el título de comunicación sino de sociología. He ahí una paradoja: ¿por qué una persona que trabaja regulando la comunicación no es colegiada, pero sí lo debe ser quien trabaja en un medio de comunicación?
Otro punto curioso tratado en las mesas fue que los periodistas deben, en su oficio, trabajar más hacia la inclusión y contribuir en la construcción de una sociedad más justa, solidaria, y otros términos que forman parte del idealismo no siempre perceptibles en la política. Y el derecho de un ciudadano que además ejerce de periodista es el disentimiento con los modos de llegar a esos principios.
Algo no incluyó este diálogo, pero debía: las dificultades para obtener información oficial, los resquemores cuando se elabora una noticia ante un eventual recurso y/o sanción de parte de la Superintendencia, o simplemente estar pendiente cada sábado de las diatribas en contra de varios periodistas o las constantes réplicas, muchas de ellas sin sentido, de las autoridades, que en ocasiones no contradicen la información ofrecida, no se tocó. Eso es justicia y equidad también. Y si no lo es, mejor apagar la luz e irnos.