Hablar de la celebración del Día de San Valentín desde esta columna puede parecer frívolo. Sin embargo, la llegada del 14 de febrero, conmemorado recientemente, nos permite poner en el centro de la escena un aspecto de la festividad que es muy importante para el Ecuador y su actividad económica.
El país es uno de los mayores productores de rosas del mundo y sus flores son las más buscadas por estos días y por los organizadores de las más destacadas ceremonias internacionales, que van desde los premios Oscar hasta celebraciones en el Vaticano.
La producción de flores es una industria creciente y uno de los sectores más dinámicos para la economía nacional en materia de exportaciones. Para tener una dimensión de lo que significa esta industria, mientras en 2007 se exportaron 400 millones de dólares, para 2012 la cantidad casi se había duplicado (750 millones), llegando en 2015 a 820 millones, según los números difundidos por Proecuador.
Distintos lugares del mundo se inundan de rosas ecuatorianas provocando el mayor período de ventas para las fincas floricultoras del país (este año el país exportó un 7% más que lo exportado el año pasado).
El país que más requiere las rosas ecuatorianas es EE.UU. que se lleva un 43,9% del total anual exportado. Mientras que las estadísticas muestran que el segundo país en adquirir las flores ecuatorianas es Rusia con un 15%. Un dato que no deja más que sorprender y reforzar que la rosa trasciende las barreras culturales y es bien recibida en ámbitos diversos. Siguen la lista, Países Bajos (8,6%), Italia (3,5%) y Canadá (3,2%), el porcentaje restante se distribuye en otros países del mundo en cifras inferiores.
De esta manera, Ecuador ha conseguido posicionar uno de sus mayores productos de exportación, junto al atún, los camarones y el petróleo. Más allá del protagonismo adquirido por las rosas por su calidad y distinción, y de lo pintoresco que pueda parecer, hay que decir que para Ecuador el crecimiento sostenido de la producción de rosas ha sido muy beneficioso, tanto en lo que respecta al incremento de la población de las zonas productoras, como también por los fondos que ha volcado para la realización de obras de infraestructura.
Además de ser fuente de belleza, las rosas implican desarrollo de economías regionales y miles de puestos de trabajo, generando así un vínculo provechoso entre la naturaleza y el hombre. Los mayores centros de producción de flores están ubicados en sitios que alcanzan los 2 000 metros sobre el nivel del mar. Allí, la iluminación del sol es mayor y la temperatura permanece estable durante todo el año.
Estas características hacen del país un enclave privilegiado para la producción floral y de San Valentín una excelente excusa del calendario para mostrar la expansión de la producción nacional y hacer visible el trabajo de miles de ecuatorianos que laboran día a día por hacer crecer al país.