Enero del 76

Dictar medidas económicas o políticas fuertes en medio de la vorágine de las fiestas de diciembre fue una táctica del poder para pasarlas sin mayor problema. A la gente anestesiada de tanta farra y alcohol le caía algún garrotazo. La jugada más de una vez le salió bien al Gobierno. Y se acostumbró a hacer uso de la "táctica". Iniciando el año, el pueblo chuchaqui y agobiado por las deudas, asimilaba el golpe con bronca interna y resignación.

Esta mala "costumbre" del poder se comenzó a romper en 1976. En efecto, la dictadura "nacionalista y revolucionaria" de Guillermo Rodríguez Lara, en medio de los tragos navideños elevó un 20% el pasaje del transporte público, de 1 a 1,20 sucres. Pero lo que no se esperó el general "Bombita" fue que Quito se encendiera comenzando el año, el primer día de clases .

Como siempre la chispa arrancó en el Colegio Mejía. Rápidamente la llama se propagó. San Juan fue el primer barrio en encenderse, luego La Tola, en el Centro Histórico. Más tarde Luluncoto y Chimbacalle por el Colegio Montúfar; la flama llegó al norte, a Cotocollao por el Andrés Bello y el Andrade Marín y a La Magdalena por el Colegio Benito Juárez. En los siguientes días se sumaron más de 30 establecimientos de hombres y mujeres: 24 de Mayo, Simón Bolívar, Manuela Cañizares, Idrobo, Montalvo. La Universidad Central, la Politécnica y la Facultad de Medicina levantaron otros focos de protesta. Al final de la jornada de varios días quedaron fogatas por doquier, decenas de buses rotos sus parabrisas y un espíritu juvenil henchido de orgullo por haber defendido los bolsillos de sus padres.

Fue tan grande, fuerte y sorpresivo el movimiento que la dictadura tuvo que ceder. El decreto fue derogado. La acción de los estudiantes secundarios logró que el pasaje se congele a 1 sucre. Los jóvenes sepultaron la impopular medida.

La bronca contenida por las fiestas tuvo una repuesta organizada. No fue espontánea. Fue la inauguración en grande de un movimiento que se había gestado en años anteriores. Fue la primera manifestación del Frente Revolucionario Estudiantil, del FRE secundario, en el que militaron algunos altos funcionarios, exministros (as) y asambleístas del actual Gobierno (que por mucho menos hoy tuvieran juicios por terrorismo). Fue el antecedente de la "Guerra de los 4 reales del 78".

Ahora, en medio de las fiestas, el poder cerró una fundación y realizó allanamientos a opositores. Pero nada ha pasado ni pasará. ¿Aquiescencia, despolitización, miedo? Quito ya no es el del 76 ni hay algo que afecte los bolsillos populares. Los años viejos no se ríen del poder, la gente por su cuenta ha prolongado sus vacaciones playeras. Pocas voces hablan. Los políticos y los movimientos sociales mueren. El estudiantil no existe. Luego del chuchaqui, el 2014: a retejer la sociedad .

Suplementos digitales