Si no se quitaran nulos y blancos en los votos válidos, los electores ecuatorianos aterrizarían en una realidad con menos ficción. Los votantes por Moreno, 5’06.0424, son 39.4% de los electores. Lasso, 4’833.828, logra 37.7%. Moreno es ganador, si ello fue obtenido limpiamente. Pero es un empate de dos mayorías inferiores al 40%.
Sería sano para una cultura de transparencia, referirse a que uno es ganador, por una mayoría que no hace la mayoría de los ecuatorianos. Con los nulos y blancos en el conteo de votos válidos; la sociedad debe asumirse como es. Nulos y blancos tienen significado; en esta segunda vuelta, crecieron.
Correa se erigió en juez e hizo complotadores, para no aceptar los resultados electorales, a Cedatos, Ecuavisa y Participación Ciudadana. En el imaginario autoritario, el complot justificaría todo. No hay pruebas. Nada dijo de las dudas sobre instituciones controladas. El CNE tardíamente ofrece transparencia. Correa calificó de mafioso a Cedatos por recibir trabajo del B. de Guayaquil. Entonces, ¿las otras encuestas que reciben dinero público o de AP y dan resultados favorables al gobierno, son “mafiosas”? Las encuestas de los cercanos al gobierno dieron ganador a Moreno en la 1ª y 2ª vueltas con porcentajes por encima de la realidad.
Cedatos vive una persecusión con la injusticia del que quiere encontrar culpables para justificarse. Lo simple sería clarificar todas las quejas de CREO. Cedatos, sin embargo, debe explicaciones públicas, técnicas, pues, de su excelente sondeo en 1ª vuelta, pasó -luego de los ataques de AP- a otro en que Moreno ganaba por mucho, y a uno a boca de urnas, inverso, en que Lasso es amplio ganador.
Pero son los sondeos en Ecuador, que requieren verdad, normas éticas profesionales y de responsabilidad pública. 1º, hay entidades cercanos del gobierno que hacen estos sondeos sin ver conflicto de intereses. 2º, algo anda mal con el muestreo para que sea representativo.
La muestra más “nacional” parece ser la de Cedatos, cubre a los sectores rural y urbano en tres regiones. Sin embargo, las otras encuestas anuncian un margen de error al “nivel nacional” cercano al de Cedatos. Lo que debería ser clarificado, por ejemplo, si es una muestra urbana, de tres o cuatro ciudades.
Tercero ¿qué es la muestra representativa en un país tan fragmentado en lo socioeconómico, cultural, político, etc.? Más heterogeneidad, más exigencias de una muestra mayor ¿o es que en política en Ecuador, diferencias regionales, socioeconómicas, culturales, ya pesan menos?
¿Cómo lograr una muestra sofistificada, a lo mejor menos numérica pero representativa?
Los sondeos, en Ecuador, muestran márgenes tan disímiles de la realidad electoral que parecen realismo mágico. Que respondan, no a criterios técnicos, sino a quien lo comanda siembra desconfianza, causan burla.
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