Roberto Savio
Los resultados de una reciente encuesta sobre el pensamiento de 3 500 jóvenes de entre 18 y 24 años en todos los países árabes, excepto Siria, acerca de la situación actual en Oriente Medio y África del Norte, revelan que la gran mayoría de ellos no tiene confianza en la democracia.
La encuesta también contribuye a explicar por qué tantos jóvenes se sienten atraídos por el extremista grupo Estado Islámico (EI), que declara la guerra a todos los gobiernos árabes, que define como corruptos y aliados del decadente Occidente.
El estudio, realizado por la firma internacional de encuestas Penn Schoen Berland, no se enfocó en una minoría, puesto que 60% de la población árabe tiene menos de 25 años.
La palabra democracia no existe en árabe. Es un concepto ajeno a la época en la cual el profeta Mahoma fundó el Islam.
Sin embargo, vale la pena señalar que el concepto de democracia como se le conoce hoy en día, también es relativamente reciente en Occidente. Aunque sus orígenes se remontan a la antigua Grecia, solo reapareció con la Revolución Francesa.
La democracia se convirtió en un valor aceptado al finalizar la II Guerra Mundial y el fin de los regímenes nazi, japonés y, más tarde, el soviético. En verdad, aún no es una realidad en gran parte de Asia (basta pensar en China y Corea del Norte) y de África.
Luego existen gobiernos como el de Hungría, donde el primer ministro, Víktor Orbán, predica abiertamente a favor de un estilo de régimen autoritario similar al del presidente ruso, Vladimir Putin, y que comparten algunas fuerzas políticas de otros países, como el francés Frente Nacional y la italiana Liga Norte.
Pero pocos tienen una visión tan negativa de la democracia como los jóvenes árabes. La encuesta muestra que, tras la emergencia de la Primavera Árabe en 2011, un aplastante 72% de jóvenes creía que el mundo árabe había mejorado. La cifra se redujo a 70% en 2013, a 54% en 2014, y ahora se sitúa en apenas 38%.
Según la encuesta, 39% de los jóvenes árabes entrevistados está de acuerdo con la afirmación de que “la democracia no va a funcionar en la región”, frente a 36% que dice que podría funcionar, mientras el restante 25% expresa muchas dudas.
Es evidente que la Primavera Árabe ha sido traicionada con el regreso del ejército al poder, como en Egipto o por la supervivencia de la vieja guardia en el poder, cueste lo que cueste, como en Siria bajo el régimen de Bashar al Assad.
A esto debemos sumar que 41% de los jóvenes árabes está desempleado.
Con estos datos, no es difícil entender que la frustración y el pesimismo estén a flor de piel entre los jóvenes árabes, y que una parte de ellos opte por simpatizar o incluso adherir al EI.
El sondeo también revela algo importante. A la pregunta “¿cuál es el mayor obstáculo para el mundo árabe?”, el 37% de los entrevistados indicó la expansión del EI y 32% la amenaza del terrorismo.