Mauricio Rodas decidió la emergencia en el sistema de transporte para enviar a la comunidad un mensaje de reacción firme.
El Alcalde de Quito recibió en días pasados preocupantes informes sobre el calamitoso estado de las unidades de transporte del sistema que maneja el Municipio del Distrito Metropolitano.
Se llevó una sorpresa al constatar in situ el estado de los talleres de esas unidades y la dejadez manifiesta en que se encontraban.
Decidió entonces, ipso facto, ir por la vía rápida: la emergencia para adoptar acciones que tomen poco tiempo y dotar a los talleres de los recursos para que emprendan reparaciones urgentes.
Los primeros resultados de esa decisión, que parece oportuna, se verán en poco tiempo más.
Claro está que la medida es solamente un parche hasta que se logre una solución definitiva a dos de los grandes problemas que arrastra la ciudad: el transporte público y la movilidad.
El tema fue ampliamente debatido en el Concejo anterior y fue además uno de los ejes de la campaña de todos los candidatos a la Alcaldía, con el incipiente inicio de la construcción del Metro.
Lo que todos los quiteños ya saben es que las unidades de transporte público no dan abasto, que el sistema municipal está colapsado y que la falta de soluciones se debe a una actitud negligente e inoperante y a la devolución de recursos ante una necesidad evidente.
¿ Todo por una disputa política?