La causa de los problemas de la economía ecuatoriana es el excesivo gasto público. Excesivo frente al tamaño de la economía y excesivo frente a los ingresos del gobierno. Quienes argumentan que el problema es “externo” están confundiendo los efectos con la causa.
El gasto es alto en relación a los ingresos. Por eso hay un déficit descomunal, de más de USD 8 000 millones anuales y por eso han tenido que endeudarse en todo lado y en enormes cantidades. Por eso fue la emisión de bonos de USD 2000 millones del martes, pero también por eso es que le han obligado al Banco Central a que le preste al gobierno más de USD 5 800 millones y por eso hicieron maromas para pagar una parte de esas deudas con una “dación en pago” totalmente inconveniente, hecha en la última semana del gobierno anterior.
Todas estas operaciones debilitan el balance del Banco Central y eso debilita el respaldo del dinero ahí depositado y eso vuelve más vulnerable a la dolarización. Lo mismo se puede decir del tan impopular dinero electrónico, creado para tratar de suplir la falta de plata del gobierno. Todo por culpa de un gasto público demasiado alto.
Tenemos una economía cara, donde es costoso producir. Eso es el resultado de los altos impuestos (para financiar ese gasto excesivo) y también es el resultado de un gobierno que durante años gastó tanto que infló la demanda en el país y cuando la demanda crece, los precios suben. Las mayores inflaciones desde que estamos dolarizados fueron en 2008, 2011 y 2015. Las dos primeras coinciden con los mayores disparos del gasto público y la tercera con la introducción de las salvaguardias. Y todo por mucho gasto.
Las importaciones han crecido en los últimos meses y eso podría producir un déficit comercial, que a su vez podría generar un inconveniente drenaje de divisas. Pero ese crecimiento de las importaciones tiene una causa: el aumento del gasto público que infla la demanda (y también la demanda de bienes importados). Por cierto, esa reciente recuperación del gasto se dio desde agosto 2016, coincidió con la proximidad de las elecciones y llegó a su récord histórico en marzo 2017, dos días antes de la segunda vuelta.
Y el gasto es excesivo en relación al tamaño de la economía, con lo que está desplazando al sector privado, se le está dejando sin oxígeno y, para justificar tanta burocracia, se le está cargando a los privados con demasiadas regulaciones. Todo por una visión ideológica que favorece un inmenso Estado, sin importar cuan caro sea. El Ecuador también tiene problemas estructurales en su economía (educación, productividad, innovación), pero todos palidecen frente a aquellos causados por el excesivo gasto público. Decir que el problema es “lo externo” o “la dolarización” es echarles a otros nuestras culpas.