Elefantes blancos y desafíos urbanos de Brasilia

Dos elefantes blancos, un enorme estadio de fútbol casi sin seguidores y un complejo sin uso de 16 edificios construidos para ser la nueva sede del gobierno distrital, destacan los desafíos de Brasilia como metrópoli, más allá de su rol como capital de Brasil.

El Centro Administrativo donde se concentrarían los 15.000 funcionarios del llamado Distrito Federal (DF), de empresas públicas, se construyó en Taguatinga, una de las mayores ciudades que rodean el “Plan Piloto”, como se denomina la Brasilia planificada que se inauguró en 1960, en un espacio ganado a la selva central del país.

“Sería bueno tener el gobierno acá, con la mirada más cercana a las áreas donde vive la mayor parte de la población, generando más empleos y beneficios para nosotros”, comentó Laura Morais, una joven asistente en una peluquería del centro de Samambaia, ciudad vecina a Taguatinga.

Inaugurado el 31 de diciembre de 2014 de forma ilegal, según el Ministerio Público (fiscalía) del DF, el centro quedó sin uso, pendiente del resultado de una maraña judicial.

El exgobernador del DF Agnelo Queiroz fue acusado de recibir en el año 2014 un soborno de 2,5 millones de reales (cerca de 760.000 dólares en la actualidad), compartido con su vicegobernador Tadeu Fellipelli, para impulsar la construcción del mencionado Centro Administrativo.

La denuncia partió de dirigentes de la constructora Odebrecht, que se asoció con la congénere Vía Ingeniería, para construir el complejo, en una Asociación Público-Privada en que las empresas concluirían la obra y serian remuneradas posteriormente con cuotas mensuales a lo largo de 22 años.

Odebrecht, líder del sector en Brasil y presente en decenas de países, hizo un acuerdo de colaboración con la justicia para revelar sus muchos actos de corrupción en los escándalos que desde 2014 han llevado ya a prisión a decenas de empresarios y políticos que ofrecieron o recibieron sobornos en negocios públicos, especialmente los petroleros.

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