¿Elefantes blancos?

El viernes 28 de octubre, en Quito, el candidato presidencial de Alianza PAIS, Lenin Moreno, expresó “… no volvamos a cometer el error de hacer elefantes blancos” tachando con ese calificativo a las llamadas escuelas de milenio, “….se ven bien bonitas, pero con el dinero que cuesta una podíamos haber hecho diez escuelas”.

En enero del 2016, el Presidente Correa en el enlace 460, se refirió a Bonil –Xavier Bonilla- por una caricatura en El Universo, que graficaba lo que según él eran “elefantes blancos” de la administración correísta, invitando a los estudiantes de la Universidad Yachay a responderle a Bonil en la calle -¿cómo habrá querido que sea la respuesta?- porque esa universidad fue una de las mencionadas.

¿Lo que dijo Moreno sólo será para tratar de demostrar que él si tiene diferencias con el Presidente Correa? ¿Se irán puntualizando otras diferencias o habrá sido solo un exabrupto?
O ¿será tongo? Me preguntaba un analista.
En honor a la verdad son muchas las obras que por ser de elevado costo u otras condiciones por las que no se justifica lo gastado, podrían considerarse “elefantes blancos”.

Hay obras que funcionalmente no podrán operar sino algún tiempo después, cuales son los casos de los hospitales con elevados ajustes de precios en lo constructivo, sin equipos ni disponibilidad de personal para cuando estén concluidas las construcciones.

La relación caudillo/auspiciador/promotor con un sucesor escogido, siempre será difícil.
Para el primero en lo que no se alinea el segundo es como una especie de traición. Y el segundo, salvo que el primero lo cerque por imponer un sustituto, para el evento de sentirse traicionado, o tenga un entorno legislativo y de control que lo ahogue, hará esfuerzos por demostrar que es realmente el gobernante.

Capítulo que no debe olvidarse es el de Eloy Alfaro con Leonidas Plaza Gutiérrez –“Placita” le decía antes de promoverlo a Presidente el año 1900- que terminó con el asesinato de Alfaro y sus compañeros en el Panóptico el 28 de enero de 1912, en momentos que el control militar lo tenía Plaza y direccionaba las decisiones del timorato gobernante interino Carlos Freile Zaldumbide.

Tampoco el de Velasco Ibarra, con Camilo Ponce Enríquez contra Raúl Clemente Huerta, candidato del Frente Democrático –célebre la frase del primero, el año 1956 siendo el Presidente cuyo sucesor iba a elegirse, “O el Frente me tritura a mí o yo trituro al Frente”- y luego Ponce acusó que sentía haber asumido la calidad de “síndico de quiebra” del Ecuador.

Correa está lejos de ser Alfaro o Velasco Ibarra; y, Moreno para nada se compara con Leonidas Plaza Gutiérrez o con Ponce Enríquez. Pero, la historia es historia.

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