Estados Unidos ha tenido una relación de amor y odio con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 1952, cuando se inauguró la sede del foro mundial en la ciudad de Nueva York.
Ahora, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió que revisará su relación con la ONU, irritado por una resolución del Consejo de Seguridad que el 23 de diciembre pasado censuró a Israel por lo que considera asentamientos ilegales de colonos en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén oriental.
Estados Unidos se abstuvo en la votación, pero los restantes miembros permanentes del Consejo de Seguridad – China, Francia, Gran Bretaña y Rusia – votaron a favor de la resolución, junto con Angola, Egipto, España, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Senegal, Ucrania, Uruguay y Venezuela, los 10 miembros no permanentes.
En represalia, Israel amenazó con construir 5 600 viviendas más en la Jerusalén ocupada, aislándose aún más de la comunidad internacional.
Después de que el actual presidente estadounidense Barack Obama se negó a vetar la resolución, como Trump quería, el presidente entrante, que asumirá sus funciones el 20 de enero, cuestionó la eficacia del foro mundial y lo calificó de “un club donde la gente se reúne, habla y pasa un buen rato”.
“En cuanto a la ONU, las cosas serán diferentes después del 20 de enero”, advirtió Trump. En la actualidad, Estados Unidos es el mayor contribuyente al presupuesto bianual de la ONU, con 22% del total, seguido por Japón (9,7%, China (7,9%), Alemania (6,7%) y Francia (4,8 %).
El presupuesto asciende a unos USD
5 400 millones, con la exclusión de los fondos para el mantenimiento de la paz y las contribuciones voluntarias a los fondos y programas de la ONU.
Después de la votación del Consejo de Seguridad el viernes 23 del mes pasado, el senador republicano Lindsey Graham dijo que formará una coalición bipartidaria para suspender o reducir la financiación de Washington a la ONU.
Y el senador republicano Tom Cotton advirtió que la ONU y “las naciones que apoyan la resolución (contra Israel) han puesto en peligro todas las formas de ayuda (que reciben) de Estados Unidos”.
Jim Paul, exdirector ejecutivo de Global Policy Forum, una organización con sede en Nueva York que analiza la labor realizada por la ONU, dijo a IPS que la amenaza de suspender la cuota estadounidense al foro mundial existe desde la década de 1980.
“Esta amenaza solo es efectiva si funcionarios asustados de la ONU o de estados miembros la creen y reaccionan apresurándose a adoptar los últimos requisitos del Estado intimidador”, señaló.
“En realidad sería sano que la cuota estadounidense se redujera y la ONU no dependiera tanto de los fondos” de Washington, agregó Paul. York, Bill de Blasio, es un fuerte partidario de la ONU.