YASUNÍ: UNA JOYA CIENTÍFICA

El Gobierno se empeñó en mostrar al país y al mundo el inmenso valor del santuario natural del Parque Nacional Yasuní, y lo consiguió.

Por esa causa el anuncio oficial de extraer el oro negro, aun cuando sea en una pequeña parte del parque, llamó la atención y revivió el debate de la riqueza antropológica y natural del Yasuní.

Pueblos no contactados o en aislamiento voluntario son una evidencia por más que alguna autoridad ahora lo quiera negar. En el ámbito natural se estima que el Yasuní es la zona de mayor biodiversidad del planeta. Aves, insectos, reptiles y plantas se cuentan por doquier. Una visita periodística de este Diario muestra el increíble registro de la Universidad San Francisco en el umbral de esa zona.

Como dato referencial y hasta anecdótico el jaguar es una de las tantas especies de mamíferos que en el continente están en extinción, pero en el Yasuní su registro es habitual. Hace poco se empleó la imagen del jaguar como simbología del liderazgo político: toda una ironía.

El potencial del Yasuní todavía está por explorarse. Toda una vertiente de conocimientos ancestrales y de información científica puede dotar al planeta la información clave que debiera sustentar el proyecto de investigación de la universidad del conocimiento Yachay. La decisión política y económica de explotar en el Yasuní presenta, también en este campo, interrogantes múltiples.

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