En solo cinco semanas los ciudadanos deberán acudir a las urnas para las elecciones de medio tiempo.
El relevo en las alcaldías, prefecturas y juntas parroquiales merece que los votantes se informen adecuadamente y tomen la mejor decisión de forma libre e informada.
Esta vez se añade una elección atípica: se deberá escoger a los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social o quinto poder, un ente creado en la Constitución de Montecristi, ajeno a la tradición jurídica y política nacional.
La consulta de hace un año introdujo la selección de estos dignatarios por elección popular, sin el concurso de los partidos y movimientos políticos, al menos formalmente. Por ahora el contenido de la campaña para estas dignidades es difuso.
También son dispersos los mensajes de la campaña para captar las dignidades seccionales. Hay más de 200 tiendas políticas y más de 80 000 aspirantes al voto popular, lo cual crea una gran dificultad tanto para quienes generan los mensajes políticos como para quienes los reciben.
Pero también hay dificultades alrededor del ente que dirige el proceso, el Consejo Nacional Electoral (CNE). Se acordó una observación internacional, aunque hubo discrepancias en cuanto al rol de la misión de la OEA. Otro tema polémico es el del monitoreo para asegurar equidad de participación a los candidatos.
La campaña se desarrolla con polémicas evidentes y discusiones internas entre los vocales. Si bien es positivo que se haya roto el consenso impuesto por el control del poder Ejecutivo, como sucedió en todos estos años, ahora hace falta altura y afán de ceder en ciertas posturas.
Es un aprendizaje de vivir en democracia, pero el país espera que se lo haga de modo ordenado y respetuoso. El CNE expresa distintos criterios y es fuente de debates y diversidad.
Por lo demás, debemos insistir en que los candidatos deben dejar de lado el baratillo de ofertas y la demagogia, presentar claramente su hoja de vida y servicios y ponerse a debatir planes serios y consistentes para las comunidades que aspiran gobernar.