El ente científico internacional OMM, Organización Meteorológica Mundial, da por descontado que este año habrá fenómeno de El Niño, aunque no con la intensidad de anteriores ocasiones.
Los científicos sostienen que entre julio y septiembre se experimentaría el fenómeno que pudiera permanecer hasta diciembre.
Los datos recogidos son cada vez más precisos; se deducen de las altas temperaturas en las profundidades del Océano Pacífico. La lancha hidrográfica Sirius, del Instituto Oceanográfico de la Armada, zarpó de Manta para iniciar sus primeras observaciones en 17 puntos del mar. La embarcación está equipada con sofisticados equipos que envían de inmediato, vía satélite, la información.
En Ecuador el fenómeno de El Niño trajo devastadoras consecuencias en los años drásticos de 1983 y 1998. Se dañaron cosechas, miles de ecuatorianos se vieron sin hogares durante varios meses y las carreteras de la Costa resultaron destruidas.
Los deslaves bloquearon en múltiples oportunidades las comunicaciones entre la Sierra y la Costa y entre la Sierra y la región Oriental. Las pérdidas ascendieron a altas cifras y la recuperación de la infraestructura tardó varios años.
La última temporada invernal causó estragos. No solo se perdieron cosechas, sino que muchos habitantes del campo costeño vieron arruinados sus sembríos y se perdieron miles de hectáreas de alimentos. Una vez más la infraestructura escolar se vio afectada y el inicio de clases se retrasó. Ante la advertencia de la Organización Meteorológica Mundial, parece una buena medida que el Gobierno anuncie precauciones. Las cadenas nacionales podrían ser un instrumento cívico para informar a la población y darle instrucciones de cómo actuar ante emergencias.