Con dos candidatos más opcionados entre los siete inscritos, Venezuela afronta unas elecciones de suma importancia. Los partidos más numerosos de oposición decidieron enfrentar con un solo candidato al poder, que desde hace 14 años domina el espectro.
El presidente Hugo Chávez enfrenta a un rival de singular talante: Henrique Capriles Radonski. Por primera vez la esquiva oposición pone candidato presidencial. El error del pasado de hacerle un vacío al comandante Chávez no dio resultado y lo fortaleció.
Ya probó la oposición los frutos de ir a elecciones y obtuvo un número de bancadas muy importante en la Asamblea.
Chávez llega a la campaña desgastado por el uso y abuso del poder. Con montañas de dinero en el país con mayores reservas petrolíferas de la Tierra, en Venezuela cunde la pobreza, la inflación ahoga y hay una gran intolerancia a las posturas contrarias. Empleó durante estos 14 años millonarios recursos en propaganda, persiguió y agobió a la prensa crítica, cerró canales y creó múltiples medios oficialistas.
Las noticias de su enfermedad fueron muchas. En esta campaña tuvo menos tarima que en aquellas elecciones sucesivas anteriores. Se notó un Presidente-candidato agobiado, embotado. Al frente tuvo un candidato joven, de pragmatismo pero con experiencia política y las encuestas se movieron en los últimos días significativamente a su favor, lo que hace impredecible el resultado.
Henrique Capriles puede derrotar a Chávez pero no deberá olvidar que el comandante tiene muchos partidarios. Chávez podría ganar, pero ya es hora de que reconozca que hay millones de venezolanos que no le apoyan. El presidente que hoy se elija debe gobernar con tolerancia, respeto democrático y visión amplia. Venezuela ya no será la misma.