Durante toda la semana los máximos responsables de los equipos negociadores de la Unión Europea y el Ecuador se dieron cita en Bruselas para afinar el cierre de las negociaciones para un acuerdo bilateral.Se trata de un convenio que se busca con especial énfasis desde enero pasado, cuando se reanudaron los diálogos tras cuatro años de paralización.
En este tipo de instrumentos, nada está acordado hasta que todo esté acordado. Es decir que los detalles finales, y en los que suele haber los mayores puntos de desencuentro, deben ser superados para que el contenido satisfaga a las partes.
El Ecuador está urgido de ese acuerdo. A finales de año cesan las preferencias arancelarias que permiten a nuestros productos ingresar al mercado europeo en condiciones similares a las de otros competidores de la región, que ya han firmado acuerdos comerciales.
Más allá de análisis técnicos y múltiples reuniones internas, la decisión política del Gobierno ecuatoriano es clara y los miembros del equipo negociador llevaron ese mandato a Bruselas.
Varios sectores exportadores toman la noticia de la extensión del cierre por unos días con cautela, pero ven con optimismo la conclusión de las negociaciones.
La Unión Europea es un inmenso mercado que abrirá sus puertas al Ecuador y permitirá una actividad de comercio exterior sostenido y duradero. Es una llave para abrir fuentes de empleo y apuntalará el cambio de Matriz Productiva impulsado por el Régimen.