Quito es la segunda ciudad, luego de Cuenca, donde se cumple con el mandato de la Constitución. Asumir paulatinamente distintas competencias es una tarea pendiente que, en el caso del tránsito y su control, llegó al Cabildo quiteño. Pese al mandato y a ofrecimientos de las autoridades, el cambio recién empieza a concretarse. Para el caso de la capital la preparación de los agentes fue larga: primero entraron en funciones quienes vigilan el horario de pico y placa y, desde ayer, los agentes.
La preparación debe continuar. Los agentes son jóvenes e inexpertos y las destrezas se aprenden en el día a día de un trabajo duro, en la calle, y en medio de una creciente congestión vehicular.
Es indispensable seguir monitoreando y ajustando esta labor distinta a la de la Policía Nacional, que debe entrar en acción en casos de accidentes o detenciones. La asunción de las competencias se trasladará de manera paulatina a otras ciudades. Primero serán las más grandes y las que dispongan de más infraestructura, hasta sumar 12 de los 221 municipios con que cuenta el país.
Quizá sea esta una buena oportunidad para empezar con gente nueva que supere el fantasma de la corrupción y las coimas q ue han opacado e impedido las tareas de control. Otro aspecto crucial es la colaboración ciudadana. Un cambio de esta naturaleza supone una superación cultural y un empeño colectivo para hacer más amable la vida de todos.