TRAGEDIAS COSTOSAS

Al luto por la tragedia que ocasionan los accidentes de tránsito -una de las principales causas de mortalidad en el Ecuador- se debe sumar el peso moral que significa para los familiares de las víctimas la tramitología legal, los peregrinajes por los juzgados, las audiencias, el recuerdo permanente de las circunstancias del accidente, todo lo cual aumenta su dolor hasta volverlo un calvario insoportable.

Las frías cifras dan cuenta de 221 000 víctimas (19 000 de ellas, mortales), desde 2008 hasta 2011. Nada menos que, anualmente, 55 000 afectados en casi 6 000 accidentes. Como si el drama humano fuese poca cosa, los accidentes cuestan una fortuna al país. Los datos de Covial hablan de USD 600 millones cada año. La reportería de EL COMERCIO reveló una realidad inexplicable: no existen estudios oficiales recientes al respecto. El último estudio del Consejo Nacional de Tránsito data de 2007 y cifraba el costo anual para el país en USD 547 millones. Este alto costo para toda la sociedad debiera llamar la atención de las autoridades. Pero los poderes públicos tienen pendientes otros temas de alto calibre.

La impunidad para los responsables de los accidentes; el alto número de choferes de unidades que se dan a la fuga; la falta de escuelas de capacitación suficientes, las condiciones en que trabajan los choferes y las dificultades para emprender cursos de actualización y recuperación de puntos de las licencias muestran algunas aristas del problema.

Además, la asunción de responsabilidades sobre el tránsito al que por mandato legal están obligados los municipios no se cumple por las dificultades obvias de un asunto tan complejo.

Mientras, la impunidad reina, los costos son millonarios y el dolor deja hondas huellas.

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