No son tiempos fáciles. Todo lo contrario. 2015 se ha presentado como el de la cara más complicada para el Régimen y, sobre todo, para el país.
Durante los años de bonanza los ingresos petroleros permitieron mirar las cosas sin mayores preocupaciones. El Presupuesto del Estado creció desde USD 8 600 millones en el primer año del Gobierno, allá por 2007, hasta más de USD 36 000 millones proyectados para este 2015 al final del año pasado.
Pero el panorama cambió. El precio del petróleo se derrumbó irremisiblemente – aunque haya tenido un leve repunte el viernes – la apreciación del dólar también impacta a las exportaciones y se acudió a dos recortes presupuestarios (USD 1400 millones y, recién, a USD 800 millones). Vinieron las salvaguardias y sobretasas.
Ahora, al final de la era de abundancia se suman las tensiones políticas y sociales.
Para afrontar lo que pueden ser años complejos en el mapa económico, el Presidente Correa ya anunció el recorte de la inversión. Ahora toca repensar el tamaño del Estado, cuando la abundancia petrolera mostraba bonanza los ministerios crecieron a una treintena. Muchas empresas privadas ganaron dinero en la vorágine del consumo dinamizado por una clase media creciente, en parte de esa nueva burocracia.
Hoy la foto es distinta, se vienen tiempos difíciles, el Estado debe ajustarse los pantalones. El dispendio debiera contraerse. Menos ministerios y más eficaces debe ser una de las fórmulas que, seguramente, ya se está estudiando.