La frontera entre Ecuador y Colombia supone inmensos retos en seguridad. Estos se acrecientan en vísperas del cierre de un acuerdo de paz en el país del norte entre las FARC y el Gobierno, que puede tener repercusiones en el Ecuador.
Pruebas al canto: un equipo periodístico de EL COMERCIO estuvo en Puerto El Carmen, Sucumbíos. Allí constató que es común ver personas con aspecto militar. La vacuna -dinero que irregulares exigen a los habitantes a cambio de ‘seguridad’- y los secuestros, son frecuentes.
Fuentes policiales atribuyen alguna de esas actividades al Frente 48 de las FARC; otros prefieren suponer que se trata de delincuentes comunes. Lo cierto es que la gente anda nerviosa, existe incertidumbre.
Allí es donde una acción inteligente y concertada de las fuerzas del orden del Ecuador merece profundizarse. Cierto es que ya hay refuerzos de contingente militar y vigilancia policial pero el caso merece más acciones. Los expertos señalan que debe haber una política de seguridad, un plan y una estrategia concreta para la zona.
Las conversaciones de paz pueden llegar pronto a buen puerto. El Ecuador ha sido país de acogida de refugiados por la guerra interna de Colombia. Ahora debe prepararse para eventuales incursiones de grupos violentos y que pueden afectarnos.
La cita del Comité puede ser factor de tranquilidad para la población y debe enmarcarse en una política global.