Hace una semana, el foro de presidentes en Asunción del Paraguay se veía alterado por la abrupta salida del Presidente ecuatoriano para manifestar su protesta por la presencia de la vicepresidenta del Banco Mundial.
El primer sorprendido fue el anfitrión. El presidente Fernando Lugo explicó que en un foro hay acogida a distintos puntos de vista. El bochornoso episodio recordó el incidente en que el Rey de España le decía al Presidente Chávez:”¿Por qué no te callas?”, ante uno de los acostumbrados parlamentos del mandatario caribeño.
El antecedente de la reacción del Presidente está en la expulsión del representante del Banco Mundial en el Ecuador, apenas comenzado el Gobierno. Todo se refería a exigencias del organismo durante el gobierno de Alfredo Palacio y en el breve período en que Rafael Correa ocupó el Ministerio de Economía.
La política del Gobierno ha determinado que se manifiesten tensiones con los organismos de crédito internacional, al tiempo que se contratan empréstitos con altos intereses que deberán pagar todos los ecuatorianos. El caso más evidente es China, con 7% de interés y el compromiso de entregar petróleo.
La pública tensión en la Cumbre Iberoamericana despejó, por si todavía quedaban sospechas en el ámbito internacional, los rasgos de intolerancia y violencia tantas veces advertidos en episodios locales.
La noticia corrió por el mundo y varios medios reflejaron su opinión, como la columna crítica del influyente diario La Nación, de Argentina.
Claro que el Presidente lleva la política internacional, pero en sus actos debe tomar en cuenta la voz de todo un país, y está obligado a representarlo con altura y equilibrio.