El ente legislativo logró un consenso: 111 parlamentarios aprobaron una ley contra el consumo de cigarrillos en lugares públicos. Hasta el 15 de julio el Presidente debe sancionarla o vetarla.
Es un debate que va avanzando y que cada vez conquista más adeptos en la opinión mundial, al prohibir que se fume en lugares públicos, en calles, transportes, plazas y escenarios cubiertos.
En el Ecuador, el 36% de hombres y el 8% de mujeres fuman. El tabaco mata cada año a 4 000 ecuatorianos; en igual período y por la misma causa en todo el planeta mueren 5 000 000. El 95% del cáncer a las vías respiratorias se produce en los fumadores.
En una sociedad donde las prohibiciones avanzan sin límite y donde se restringe el consumo de alcohol y los horarios de las discotecas, hay otras connotaciones que aluden a la libertad. La libertad personal no puede vulnerar, empero, la salud pública, y por eso en sociedades avanzadas las leyes antitabaco cobran fuerza.
Antes era común fumar en cines, teatros y hasta en aviones. Ahora es casi imposible hacerlo en locales cerrados en buena parte del mundo. La prohibición que busca la Asamblea llega, si el Presidente la acoge, a los hospitales, centros educativos e instituciones del Estado.
La nueva ley afecta también a la publicidad y al propio negocio, que a su vez genera plazas de trabajo y hasta entrega recursos millonarios al Fisco (USD 118 millones en 2009), lo cual parece un contrasentido ya que los impuestos financian parte de la salud pública.
La ley antitabaco es un avance, pero se debería propiciar espacios para fumadores aislados de las demás personas para que puedan ejercer su derecho de libertad. Aunque vale la pena recordar la advertencia: ¡fumar mata!