El tablero de las importaciones en el país cambia para una serie de ítems. Al final del año se sabrá si se redujeron las importaciones o se recaudó más dinero para la caja fiscal.
Se trata de un largo listado de 588 productos que sufren modificaciones en sus aranceles. Los rubros van desde alimentos y bebidas hasta plásticos. Incluyen equipos electrónicos de uso generalizado, aquellos que se estimula desde la academia en la era del conocimiento para que los estudiantes estén interconectados y al día en materia tecnológica.
Así mismo, llegan a materiales de la construcción, aquel sector tan dinámico y que tanto se ha movido durante todos estos años; que ha sido motor de la economía y ha propiciado la contratación de la mano de obra menos calificada.
Las autoridades del ramo explican que la medida de este incremento de aranceles obedece a un factor netamente cambiario. Mientras el dólar se aprecia, monedas como el euro, por ejemplo, pierden su valor y, por ende, cambian las condiciones de las transacciones y se mueve la estructura de costos de las importaciones ecuatorianas.
Sin embargo, estas medidas, que parecen indispensables en tiempos de vacas flacas, tienen impactos que operan como ‘ efectos colaterales’. Específicamente el impacto directo puede ser la reducción de importaciones. Otra consecuencia es el encarecimiento de los productos por la vía de cierta escasez o limitación de los importadores, con un efecto inflacionario que puede causar desaceleración de la dinámica acostumbrada.