La propuesta secesionista de un grupo de legisladores catalanes en el Parlamento de esa comunidad autónoma fue negada de raíz.
El Tribunal Constitucional, reunido en Madrid, aprobó, con la unanimidad de sus miembros, y tras tres horas de debate, la admisión a trámite de la impugnación del Gobierno español a la decisión de los independentistas de constituirse en un Estado soberano distinto a España.
Además, el Tribunal advierte sobre las responsabilidades de quien desconociere el fallo, sustentado en la Constitución.
Dos fuerzas políticas de Cataluña -Junt pel Sí (derecha) y CUP (izquierda anticapitalista)- habían convergido en esta postura, a diferencia de otras agrupaciones con significativo número de escaños en el Parlamento autonómico.
Cataluña lidia ahora con otros temas políticos pendientes. Artur Mas, quien ha presidido el Gobierno, buscaba refrendar una nueva investidura pero no consiguió los votos, puesto que sus aliados en la tesis del separatismo no le dieron respaldo, como tampoco se lo dieron otras fuerzas institucionales del PP, PSOE, Ciudadanos y otras menores.
Mas deberá volver a intentar una alianza para formar Gobierno, y si falla no le quedará más remedio que convocar a elecciones en enero, como manda el sistema parlamentario que entrampa aún más a la administración heredera del desprestigio del expresidente Jordi Pujol.
El secesionismo -que entre otras cosas podría haber llevado a una Cataluña separada del Estado español a salir de la Unión Europea- se archiva por ahora.