La Superintendencia de Información y Comunicación emitió una resolución en la que exige al caricaturista de diario El Universo, Xavier Bonilla, ‘Bonil’, rectificar el contenido de su caricatura, y al periódico a pagar una multa del 2% del promedio de su facturación en los últimos tres meses.
Como nunca antes había sucedido, la sanción se basa en que el contenido de la caricatura no corresponde a la realidad de los hechos y estigmatiza la acción de las autoridades. Es el primer caso que el organismo de reciente creación impone sobre un medio de comunicación que publica el trabajo de un artista dedicado a comentar los sucesos desde su particular visión.
Esta situación confirma los riesgos que corre la libertad de expresión, opinión y prensa, advertidos a la opinión pública en el debate de la polémica Ley de Comunicación, en su largo trámite.
La caricatura es una expresión del humor que casi nunca gusta al poder, al que cuestiona, critica y somete a escrutinio público. Ese ejercicio, empero, es parte sustancial de la libertad en un sistema democrático.
La reacción desproporcionada desde el poder político y el precedente peligroso e intimidatorio que se puede sentar con la resolución generan una atmósfera pesada en las relaciones del poder con los actores sociales, con los críticos o con quienes miran, simplemente, de modo diferente.
Una visión vertical y excluyente poco contribuye a la pedagogía democrática. Este Diario expresa su solidaridad con el caricaturista y el medio sancionados.