El Presidente del Ecuador tocó un tema sensible en Argentina al comparar la matanza de inocentes por una bomba terrorista con los bombardeos de la OTAN en Libia. Fuera de contexto. Así calificó una vez más la Secretaría de Comunicación a la reacción por la inoportuna e improcedente comparación que el presidente Rafael Correa hizo durante una entrevista con un canal argentino.
Es verdad que el Presidente se refirió al atentado contra la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA) como muy doloroso para la historia. Lo que llamó la atención es la comparación de este monstruoso acto terrorista con los muertos en Libia durante el bombardeo de la OTAN. Ambos actos, que dejaron muertos inocentes, no tienen nada que ver ni se justifican.
El 18 de julio de 1994 un coche bomba mató a 85 personas y dejó 300 heridos en la sede de la AMIA. La justicia lo atribuyó a una trama del Gobierno de Irán. Un terrorista de Hizbolá y una conexión siria eran presuntos responsables. Argentina reclamó la extradición de los terroristas, Irán hizo caso omiso.
En 2007 el presidente Néstor Kirchner llevó el tema a la ONU. Ahora su viuda y Presidenta cambia de opinión y busca un acercamiento con Irán. Irónicamente es un canciller argentino de origen judío el que debe activar los contactos. La causa de la brutal masacre fue la supuesta negativa argentina de apoyar el plan nuclear iraní.
El gobierno de Rafael Correa tiene una fuerte relación con Irán, país del que dice tiene una democracia sólida en Oriente. La comunidad judía-argentina, la más grande de nuestro continente, exige a Correa una disculpa y condena el silencio del Gobierno argentino. Una vez más la palabra del Presidente fuera del país abre frentes innecesarios.