El robo de vehículos

Los números duros dan cuenta de un promedio sorprendente.
Los propietarios de automóviles que viven en Quito afrontan el robo de siete vehículos cada día. Esos son los datos promediados del año 2014.

Las preguntas surgen de inmediato. ¿Quién tiene esos autos? ¿Cómo siguen circulando sin que las autoridades se percaten de que son robados?

Un reportaje publicado el sábado en EL COMERCIO, ilustra la imaginativa forma de ocultar los carros sustraídos.

La primera conclusión es que se trata de mafias que saben cómo falsificar los datos, adulterar los números de serie de motores y carrocerías y modificar la apariencia física para volverlos casi ‘invisibles’ a los ojos de quienes los buscan.

Para ello, el trabajo de falsificación debe ser minucioso y los hilos de complicidad, sofisticados.

Se detectó el destino que corren los autos chocados que reposan en algunos patios de venta de esta especialidad. Está claro que el propósito es vender piezas útiles para la mayoría de clientes que buscan completar las partes que requieren. Pero también los autos los compran las mafias expertas en robar vehículos y adulterar sus códigos. Los datos alfanuméricos y códigos bien sirven para la falsificación de documentos.

Por esas razones es que la labor de la autoridad cobra más valor, así como la urgencia de tener sistemas interconectados. Una de las claves será el cruce de datos para evitar que estos autos con numeración ‘gemela,’ como los llaman, circulen impunemente.

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