Los ecuatorianos sienten que la inseguridad es uno de sus principales problemas. Más allá del debate político que muchas veces intenta desviarlo, este es un problema de fondo. El robo de automotores es tan solo una parte de este delicado asunto.
En el robo de vehículos hay varios factores. Muchos de los carros se sustraen de parqueaderos y viviendas, pero la mayoría de robos, según las cifras oficiales, se produce en la vía pública.
Desde enero del 2011 hasta el 25 de mayo del 2012, en Quito han sido sustraídos 2 321 automotores, según datos proporcionados por el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana a este Diario.
El 93% de los robos se produce en la calle. Tan solo el 1% en domicilios y hasta un 3% en parqueaderos públicos o privados de pago. Los autos estacionados suelen ser abiertos con herramientas, golpes o rotura de vidrios.
Una vez vulnerados, la ‘habilidad’ de los ladrones logra un rápido encendido sin la llave. Otros prefieren desvalijarlos, llevarse el radio, las herramientas o hasta las llantas.
Muchos autos no cuentan con seguridades como bloqueo de motores, bastones y candados. Algunos tienen sistemas de bloqueo y hasta rastreo satelital. Pero la destreza y conocimiento de los delincuentes hacen que muchas veces esos autos se oculten en parqueos subterráneos donde la señal del sistema de seguridad no llega.
Otros atracos más violentos se producen en semáforos o con el auto en circulación. Hay que tomar todas las precauciones.
Hay que mejorar los sistemas policiales de control para precautelar la seguridad de las personas y sus bienes. Es tarea prioritaria de un Estado organizado que se precie.