Los nuevos prefectos y alcaldes, los concejales y demás autoridades seccionales elegidas el 23 de febrero asumen sus funciones en medio de exigentes expectativas populares para los próximos cinco años.
El mapa político del Ecuador muestra cambios en los colores y las tendencias, diferentes a las que se volvieron hegemónicas durante los últimos siete años.
Si bien es cierto que Alianza País (AP) sigue siendo una fuerza importante y con influencia en todo el territorio nacional, su poder ahora será compartido en distintas provincias, ciudades y pequeños municipios con otras corrientes políticas surgidas como producto de un desgaste natural y de las nuevas aspiraciones populares de representatividad.
Ya no solo está AP; el poder se divide y comparte con la irrupción de Avanza, SUMA y el Socialismo, amén del PSC, Creo y Pachakutik. Las alianzas locales tienen importancia. La necesidad de convivir entre diversas corrientes se pone a prueba en este nuevo momento.
Los grandes retos de gobernar en su espacio, respetar a los demás y al mismo tiempo trabajar unidos son esenciales, tanto para los nuevos alcaldes, prefectos y cuerpos colegiados como para el Gobierno central, que está obligado a compartir su gestión con visiones diversas.
Los retos que se desprenden de una posible ley territorial, así como el respeto a las autonomías, son elementos de convivencia tan importantes como el mandato del pueblo en las urnas, que se ha reflejado en ese país diverso y plural que hoy se evidencia con nitidez.