Los venezolanos acudieron una vez más a las urnas en un corto plazo para elegir gobernadores y entes legislativos de los estados. El Partido Socialista de Venezuela, al que pertenece el coronel Hugo Chávez, fue el ganador. El resultado de la votación puede ser interpretado como una suma de factores: el apoyo que viene consiguiendo en forma consecutiva el liderazgo caudillista, ratificado en las votaciones del 7 de octubre y, además, el voto de solidaridad con el líder, quien atraviesa una compleja situación de salud.
Los resultados de la operación quirúrgica obedecieron a la lógica de un parte político más que al conveniente parte facultativo médico. La cúpula caraqueña no contó detalles sobre el mal que aqueja al Presidente, tampoco dio la localización exacta del mismo y los pronósticos y alternativas, como correspondía al ejercicio de transparencia informativa que la opinión pública de su país merecía.
A ese hermetismo contribuyó, sin duda, el ambiente cerrado con que se maneja desde 1959 el Gobierno de la isla de Cuba, con partido único y medios de comunicación controlados por el Estado.
En otro aspecto, varios de los gobernadores de oposición perdieron las elecciones frente al avance oficialista; apenas tres contestatarios al Presidente lograron ganar en sus estados. La más importante victoria opositora la obtuvo Henrique Capriles Radonsky que, pese a la derrota reciente en la papeleta presidencial y al revés de los opositores en gran parte de estados, se encarama como el legítimo contradictor de Chávez o de su sucesor, si la salud del Presidente le impide asumir su mandato el 10 de enero.