El mundo cristiano tiene en la Nochebuena (24 de diciembre) y en la Navidad (25) una de sus festividades más importantes, pues celebra el nacimiento de Jesús en Belén.
Si bien la idea de dar caracteriza el sacrificio del Hijo de Dios, que empezó con su nacimiento en un humilde portal, a veces solamente queda reducida al cumplimiento de un ritual social enfocado más en nosotros mismos antes que en nuestros semejantes.
Entregar implica acompañar, comprender, perdonar, todos verbos apropiados para una época que debiera ser de reflexión y solidaridad. Suele pasarse por alto que lo más importante es compartir, que bien cabe citar la frase del papa Francisco: ‘La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del amor’.
En el caso ecuatoriano, las celebraciones navideñas serán el inicio de dos largos feriados en seguidilla, el segundo a propósito del fin de año. Es recomendable hacer buen uso del tiempo para descansa, y viajar tomando todas las precauciones, para evitar accidentes y otras complicaciones propias de épocas de gran afluencia turística.
No está por demás tomar medidas al dejar la vivienda sola, actuar con mesura en la comida y la bebida, cuidar los bienes, y sobre todo gastar con prudencia pese a que en esta época hay más dinero circulando y promociones por doquier.
El 5 de enero no debiera encontrarnos con pasivos causados por excesos o imprudencias, sino con toda la energía para empezar bien un nuevo año.