Walquer Vera fue elegido alcalde de Muisne tras un polémico proceso. Hace pocos días había denunciado amenazas de muerte en su contra.
Los asesinos cumplieron su promesa y acribillaron el domingo al político militante del movimiento Alianza País.
El crimen llena de dolor a la comunidad de Muisne y sobresalta al país entero. Más allá de los móviles del asesinato, de las investigaciones adelantadas por la autoridad y de la perplejidad que causa en las filas de sus coidearios y amigos, la noticia de la sangre derramada es un severo y definitivo llamado de atención para toda la comunidad nacional.
Si un alto cargo importante de elección popular cae acribillado, los ciudadanos de a pie temen por su vida y sienten indefensión ante una actividad criminal que muestra sus más audaces alcances.
Las investigaciones, ahora a cargo de tres fiscales, debieran llegar a esclarecer las causas del horrendo crimen y sus implicaciones. El ministro del Interior, José Serrano, ha señalado que se tienen las primeras pistas sobre los autores.
En las pesquisas se deben explorar a fondo las implicaciones políticas y las denuncias de presunta corrupción en el Municipio de Muisne surgidas al calor de la campaña.
Asimismo, una indagación de la vida privada del burgomaestre electo asesinado y sus adversarios, para obtener pistas ciertas que conduzcan a revelar las causas del hecho de sangre.
Si la seguridad es un problema sentido de toda la gente, la muerte del político debe remover la conciencia nacional.