Los retos de Quito de hoy son muchos y agobian. La seguridad, el colapso del tráfico, la congestión y la contaminación.
Una de las ideas que se puso de manifiesto en la reunión mundial Hábitat III tiene que ver con todo eso.
Los expertos del Instituto Metropolitano de Planificación Urbana, IMPU, ya avizoran el Quito del año 2040.
Cualquier cambio, para mejor o peor no llega solo. Depende de las acciones de cada ciudadano y de las tareas colectivas que se articulen y armonicen.
No es tema de los arquitectos y planificadores solamente. No se trata de depositar un voto en una urna cada cuatro años y legar toda la responsabilidad al Cabildo. No. Se busca una conciencia colectiva para una composición de espacios, obras, aspiraciones e intereses que pongan por delante y prioricen todo en función de los valores de vivir en comunidad. Una geografía tan bella como intrincada, un Centro Histórico que es Patrimonio de la Humanidad y causa admiración es un punto de partida hacia la ciudad del futuro.
Hábitat III nos dijo con claridad que en el año 2050 el 75% de las personas de todo el planeta vivirán en ciudades.
Es tarea de todos hacer que este gran escenario de la capital sea amable, armónico, respirable y transitable. Planes de movilidad, lucha contra la contaminación y generosidad colectiva para que, como dice el IMPU en 2040, podamos vivir en comunidad los tres millones y medio de vecinos. La tarea que empieza ya. Es impostergable.