El uso y tenencia de armas en el Ecuador está regulado y la Ley prohíbe su tenencia sin autorización. El Código Orgánico Integral Penal tipifica el delito y habla de seis años de cárcel.
Este Diario publicó ayer una nota que refleja la indefensión que sienten tanto camaroneros -en especial con la piratería que campea en el Golfo de Guayaquil- como ganaderos víctimas del abigeato y el cuatrerismo. Unos y otros estiman que el apoyo de la autoridad es insuficiente y las pérdidas económicas son ingentes.
Los piratas del Golfo tienen lanchas con sofisticados motores y armamentos de alto calibre. Los botes que transportan camarón apenas cuentan con guardia insuficientemente dotada por las limitaciones legales, y si se llega a usar el armamento el problema jurídico es complejo. El trabajo de la Armada ha dado buenos resultados, aunque la cobertura puede no resultar suficiente.
Algo parecido sucede con los ganaderos que no logran proteger las cabezas de ganado en extensiones bastas. Los camales clandestinos, donde se introduce y desposta todo tipo de reses, coadyuvan el delito. Muchas veces las bandas tienen un bien montado proceso, rotan los camales, gestionan con la justicia y tienen abogados eficientes y, pese a que a veces condenan a los delincuentes, salen libres y siguen operando.
Frente a esta situación, varias veces ganaderos y camaroneros acuden a dotarse de armamento abundante. La Constitución y las leyes ecuatorianas confieren al Estado, a través de las fuerzas del orden, el monopolio exclusivo de la fuerza. Pero la realidad supera la legalidad.
El uso de tecnología, los chips para embarcaciones y ganado, radares sofisticados y una constante preparación del personal, pueden ayudar. Ganaderos y camaroneros afectados proponen reformas para contar con armas de mayor calibre y para facilitar los trámites para el porte legal.
Frente a casos como los de EE.UU. o de países en donde han terminado por crearse bandas paramilitares, la combinación adecuada es el uso y porte de armas bien regulados y fuerzas del orden eficientes.