Este lunes 2 de octubre quedará marcado en la historia ecuatoriana. Es la primera vez que un Vicepresidente recibe una orden de prisión preventiva.
La medida, solicitada por el Fiscal General, llegó por la acción de un juez que consideró que había méritos en función de los elementos de convicción.
En el caso Odebrecht, las presunciones de asociación ilícita ahora están acompañadas de sospechas por cohecho. El Ministerio Público ha dicho que podría existir otro delito por investigar: lavado de activos.
Es apenas lógico pensar que el abogado del Vicepresidente -quien ya se encuentra detenido en la cárcel 4 de Quito-, apelará la orden. Es un tema de respeto al debido proceso y al Estado de derecho que tantas veces se han desconocido en los últimos años, y a los que los ciudadanos deben acceder sin menoscabo.
Alrededor de la situación jurídico-política de Jorge Glas luego de la orden de prisión hay varias inquietudes. Mientras sus compañeros de movimiento no se ponen de acuerdo, pese a que el Presidente de la Asamblea le pidió que dé un paso al costado, la oposición busca reiniciar su enjuiciamiento político en la Asamblea Nacional.
El Vicepresidente, de su lado, pide ‘vacaciones’. Su ausencia temporal, aunque ya no tenga funciones, puede dar paso a un reemplazo. El análisis de escenarios que hoy ocupa a los políticos incluye el posible nombramiento de un reemplazo definitivo.