Quito: crédito congelado

Un sistema democrático cobija bajo su manto a diferentes figuras y tendencias políticas. Pueden y deben discrepar sin perjuicios para los ciudadanos.

La relación entre el presidente Rafael Correa y el alcalde Mauricio Rodas ha estado caracterizada por vaivenes entre acercamientos y dardos agudos.

Uno de los últimos episodios tuvo que ver con el tema de las tarifas de los taxis, represadas desde hace 12 años y que el Concejo decidió elevar sin los votos de AP. A renglón seguido, el Presidente ofreció eliminar las sobretasas para las llantas de vehículos livianos para darle contra a los argumentos del alza.

Ahora el concejal Antonio Ricaurte afirma que el Régimen congeló USD 13 millones para la compra de 40 buses articulados. La forma de colocar la publicidad del Banco del Estado en las carrocerías ha sido motivo de disputa. Los ciudadanos pueden ver esa publicidad en los nuevos buses, pero la entidad crediticia busca unos carteles más visibles con inscripciones que resalten la propaganda política gubernamental.

No está bien que en polémicas estériles se gaste tiempo y energía cuando hay tantas cosas de fondo por las que las autoridades del país y la ciudad están llamadas a trabajar a fondo, sin importar militancias o diferencias políticas y peor personalismos de los líderes.

Los distintos puntos de vista son naturales en democracia, pero los recursos son de todos los ecuatorianos y el mandato de servicio es inexorable para unos y otros. El bien común así lo demanda.

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