Cuatro días después del sismo que devastó varias poblaciones de Manabí y afectó a sus principales ciudades, el Régimen adopta medidas temporales para enfrentar un problema que tomará años y costará miles de millones de dólares.
El país sigue contando las víctimas y evaluando los daños; miles de ecuatorianos se adaptan a vivir en albergues u optan por emigrar. El Presidente habló de lo larga y costosa que será la reconstrucción y anunció cinco decisiones.
De los tributos que llegarán a la Asamblea Nacional -mientras se tramita otro paquete de impuestos a las bebidas y cigarrillos- el que más incide en la economía popular es el del Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Ahora es del 12% y subirá al 14% durante un año, lo cual tendrá un efecto en los precios de los productos y por ende traerá una reducción del consumo.
Se gravará, además, con 3% las utilidades de las empresas y se cobrará un impuesto del 0,9% al patrimonio si supera USD 1 millón, todo por una sola vez. También se plantean aportes salariales.
Hay voces críticas que señalan que el dinero que se proyecta recaudar cubre una pequeña parte del hondo déficit fiscal de una economía en recesión.
Varios expertos consideran que lo recaudado se debiera blindar para que se destine a la emergencia, a las obras fundamentales y a la ayuda social. Nunca al gasto corriente. Se debe pensar en que no basta anunciar la venta de activos estatales. Es menester un plan de ajuste fiscal serio, con austeridad.