El desenlace de la discusión de la propuesta del bloque oficial de la Legislatura sobre las enmiendas constitucionales se acerca.
Durante meses y luego de un pronunciamiento de la Corte Constitucional apegado a la tesis oficialista, el tema de las enmiendas ha pasado por varias etapas de intensidad y apaciguamiento.
El país estuvo inmerso en el nuevo mapa económico que imponía la crisis de los precios del crudo. Las salvaguardias y las sobretasas coparon parte de la agenda, lo mismo que los acercamientos entre el Ejecutivo y el sector privado. Esa dinámica cambió tras el planteamiento presidencial sobre herencias y plusvalía, que sacó mucha gente a las calles.
Tras el obligado receso por la visita del Papa, la discusión privilegió el nuevo tono de los encuentros con los empresarios. Los diálogos maratónicos de la Senplades por la equidad y la justicia y el aterrizaje a la nueva realidad de una economía contraída y con problemas coparon nuevamente la agenda.
Mientras llega el nuevo Presupuesto para el año 2016 y se analizan las alianzas público-privadas, no debemos perder de vista que el calendario apremia.
Alianza País lo tiene claro y lo volvió una cuestión de honor: busca la reelección independientemente de los cálculos de su mejor candidato: el Presidente.
La oposición quiere impedir la reforma y todavía está en tinieblas sobre acuerdos y pactos, a un año de la presentación de candidaturas. El país debe retomar y afrontar el debate profundo sobre las enmiendas; ya es hora.