Más allá de las dificultades que se pueden prever en la relación de Cuba y Estados Unidos, lo sucedido ya es un hito.
La VII Cumbre de las Américas en Panamá, sobre los discursos, debates y foros que expresan la diversidad de temas y visiones que convergen o chocan, tuvo un punto de inflexión en el encuentro entre Raúl Castro y Barack Obama.
La guerrilla cubana triunfó en Sierra Maestra y bajó a La Habana en 1959. La revolución fue un referente de los cambios en todo el continente y marcó un paradigma de las relaciones en América Latina con la Unión Soviética y los países que se encontraron tras la Cortina de Hierro desde los años 60.
La apertura anunciada en diciembre, apenas el prólogo del encuentro de Panamá y la esperada apertura de relaciones a nivel de embajadores, cambia la historia de discursos agresivos, bloqueos y disputas políticas e ideológicas.
Cuba vive en un Régimen de partido único y economía central planificada. Pero vive también la angustia de millones de sus hijos en un largo exilio y los apremios que el fin del bloque socialista supuso hasta la tabla de salvación de la Venezuela petrolera de Hugo Chávez.
La salida de Fidel Castro de la Presidencia y la apertura a negocios individuales marcarán otra dimensión económica que modificará la vida de la gente. Los cambios políticos, si los hay, se verán más adelante, a pesar de discursos gastados de partidarios de la revolución que prefieren el pasado de una historia que se escribió pero que sigue cambiando.