Si hay una obra para solucionar la movilidad en Quito que no ha sufrido reveses en su planificación y ejecución, es la del Metro. Los responsables incluso señalan que hay adelanto respecto del cronograma.
El túnel (de 22,6 kilómetros) ya alcanzó el 80%. El miércoles último, una de las tres tuneladoras -la Luz de América- llegó a San Francisco, un sitio icónico de la ciudad. En breve se perforarán los trayectos a las estaciones La Alameda y Universidad Central. La obra civil de 13 de las 15 paradas ya está terminada.
Los 73 frentes de trabajo han alcanzado un avance general del 68% del total del sistema Metro, según las autoridades. Los coches llegarán en septiembre y se aspira a que el nuevo servicio se inaugure en diciembre del 2019.
El Metro de Quito vendrá a aliviar el problema de transporte público en la ciudad. La extensión del sistema de transporte integrado y el mejoramiento de la flota se han venido cumpliendo a lo largo de estos años, junto con la construcción de distribuidores de tráfico y vías como las que unen Carapungo con la Mitad del Mundo.
Pero proyectos como Quito Cables y la Solución Guayasamín se han empantanado, mientras que el Cabildo no logra asegurar un servicio de calidad por parte de los transportistas privados.
La construcción del Metro ha superado varios obstáculos, pero su pleno aprovechamiento implica un acuerdo político-administrativo para lograr, de una vez por todas, una solución integral para el transporte público quiteño.