Viena es el escenario habitual donde se reúnen los ministros de la OPEP, el cartel petrolero al que pertenece el Ecuador desde su fundación -aunque se autoexcluyó por pocos años-. Sus decisiones inciden significativamente en el establecimiento de los precios internacionales del hidrocarburo, en atención a los altos porcentajes de extracción y especialmente a su comercialización en países deficitarios o carentes de crudo.
Después de un primer tramo del año en que los precios altos fueron noticia, puesto que se llegó a USD 128 y su promedio fue de USD 105, con la decisión de esta semana el WTI (West Texas Intermediate) que se tiene como crudo marcador del petróleo ecuatoriano, se mantuvo el viernes en los mercados en USD 83,91.
El Ecuador es productor marginal ya que extrae medio millón de barriles diarios, frente a los más de nueve millones de Arabia Saudita o los más de tres millones de Irán. Sin embargo, para nuestra economía el petróleo es crucial, puesto que sus ingresos alimentan las arcas fiscales y apalancan créditos.
El Presupuesto General del Estado fijó para este año un valor de USD 79.3 por barril de crudo. Durante los primeros tres meses los excedentes arrojaron una cifra de USD 559 millones. Si el valor del crudo se modifica, podría incrementarse el déficit fiscal, para lo cual el Estado podría acudir a mayor endeudamiento o colocación de bonos.
Más allá de las decisiones de la OPEP, factores externos a los países pudieran incidir en los precios: la profundización de la crisis en Europa haría bajar su precio. Por el contrario, una escalada bélica en el Golfo y tensiones relativas a Irán pueden disparar el precio hacia arriba. En ningún caso el panorama lo controla Ecuador.