La posición impulsada por el presidente Rafael Correa y el canciller Ricardo Patiño no generó consenso en Washington, y el intento de modificar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y debilitar a la Comisión no prosperó.
Largos viajes del Ministro de Relaciones Exteriores, fogosos discursos y reiterados ataques a la prensa fueron acallados por la voz de los gobiernos del continente que valoraron en grado sumo el rol histórico que ha cumplido la Comisión Interamericana para los DD.HH.
Ecuador propuso el cambio de sede a Argentina, mientras otros países optaron por proponer que vaya a Costa Rica, donde funciona la Corte Interamericana.
Se discutió sobre el financiamiento del organismo. Ecuador buscó debilitar a la Comisión y en especial a la Relatoría de Libertad de Expresión; otros cancilleres se mostraron partidarios de dotar de recursos a las demás relatorías.
En la agenda estuvo la supresión de las medidas cautelares para proteger a las personas frente a los estados. El Canciller argentino relievó el papel de la CIDH en la época de la dictadura. Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador intentaron evitar que se cerrara el debate. Ricardo Patiño dijo anoche que si se cierra, Ecuador optaría por dejar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
La idea de llamar a los países no firmantes del Pacto de San José a sumarse a este documento luce razonable.