El alcalde de Quito, Mauricio Rodas, anunció que el diseño de la llamada Solución Guayasamín cambiará , y para bien.
La premisa es que debiera haber acuerdo sobre la urgencia de plantear salidas a los cuellos de botella que provoca la compleja topografía de Quito.
La empresa de obras públicas había puesto en marcha un trabajo que trajo polémica y protestas de los vecinos del sector. Se trataba de un grupo de obras que componían un puente extenso paralelo al túnel Guayasamín ( de dos carriles) para conectar Quito con los valles de Cumbayá y Tumbaco. Además comprendía una intrincada combinación de pasos a desnivel y puentes elevados en el entorno de la Plaza Argentina (avenidas 6 de Diciembre, Shyris, Almagro y vía Interoceánica).
Complementaba la obra un descenso desde la avenida González Suárez y el puente Dávila Cajas directamente al túnel y al nuevo puente. La obra suponía la reubicación de algunas casas del barrio Bolaños en la ladera montañosa, que ya no procederá. La obsolescencia de los pasos elevados y la oposición de los vecinos hizo al Municipio repensar la obra. La propuesta repotencia a la plaza Argentina -aislada entre varias vías congestionadas- con túneles subterráneos y otras ideas integrales.
La marcha atrás demuestra sensibilidad pero deja claro que temas como estos deben ser consensuados y comunicados antes de empezar las obras. El diálogo es un buen camino y rectificar, siempre, una positiva política pública.