Una llamada telefónica entre los líderes de Estados Unidos y Rusia fue una señal alentadora, tras varias semanas de tensiones que tienen en vilo a Rusia y Europa.
La cita de París sentó frente a frente a John Kerry y Sergéi Lavrov, los jefes de la diplomacia de las dos potencias. Lavrov expuso la intención de impulsar en Ucrania referendos federalistas en regiones que se tienen por partidarias de Rusia (en el este). La Unión Europea ve el tema con preocupación.
Ucrania vivió una rebelión interna que acarreó la caída del presidente Víctor Yanúkovich y la gobernabilidad aún es frágil para los nuevos mandatarios. El motivo de la protesta, a más de la concentración extrema de poder presidencial, era la probable anexión a la Unión Europea.
Acto seguido, la movilización de tropas rusas a la zona próxima a la península de Crimea, la consulta a sus habitantes, que votaron de modo apabullante por anexarse a Rusia, y la ocupación trajeron malestar en Occidente y sanciones reactivas a dirigentes rusos.
Tras la cita de París, se avanza a otra fase. El Departamento de Estado estadounidense saludó en Washington el retiro de tropas de la frontera de Rusia con Ucrania. De ser así, dijeron, ‘sería un buen primer paso’.
De por medio está la importancia de Crimea y sus puertos en lo militar y económico. Ucrania tiene una gran producción de alimentos y es bisagra entre Europa y Rusia.
Pesan la geopolítica y el afán de Putin de relanzar su liderazgo.