El mundo ha visto en perspectiva distintos hechos recientes que ayudan a valorar el papel de una prensa independiente en pro de la libertad de expresión, en diferentes latitudes del planeta.
En Italia los medios independientes establecieron una jornada de silencio, sin noticias en periódicos, radios y televisión. Cuestionaron la implantación de la llamada Ley Mordaza, que quiere imponer el Gobierno a los medios de comunicación. La opinión pública italiana, al decir de los reportes de las agencias noticiosas, lo ve como un ataque a la libertad de prensa y a tratar de impedir informaciones incómodas para quien ejerce el poder, el magnate derechista dueño de un emporio mediático: Silvio Berlusconi.
En Estados Unidos los medios de comunicación han informado sin censura sobre el colosal derrame petrolero en el golfo de México, el más grande en la historia del país del norte.
Como se testimonió en el informe especial que publicamos el domingo, los medios han sido duros con la actitud de la transnacional petrolera British Petroleum (BP), con la empresa contratista Transocean y con la desidia oficial.
En Cuba, la lucha de un hombre convertido en espectro, el ‘Coco’ Fariñas, logró que el Gobierno accediera a liberar paulatinamente a varios presos de conciencia retenidos por años en cárceles cubanas. En la isla caribeña toda la información y la opinión están monopolizadas desde el poder que controla el Estado desde el triunfo de la revolución en 1959. No existe prensa libre ni independiente.
El papel de la prensa es indispensable, especialmente para garantizar a los pueblos el libre flujo de las ideas y del pensamiento sin censura. Valor que se justiprecia solamente cuando se lo pierde.